El pastor mentiroso
Aquella
semana tenía en casa dos cosas por hacer que salían de la rutina de trabajar,
comer y dormir: terminar de leer el libro de Paul Ekman “Cómo detectar
mentiras”, y cambiar la puerta principal de madera por una metálica.
Para el
segundo objetivo nos recomendaron un maestro que además de carpintero metálico
era pastor evangélico, cosa que le daba un plus de confiabilidad.
Mientras
avanzaba mi lectura el carpintero metálico avanzaba en la instalación de la
puerta. Una vez terminado el trabajo, retirado y remunerado el “maestro”, nos
percatamos que se había soltado una de las soldaduras. De manera que tomé mi auto
y me acerqué a su taller.
–Maestro, se
ha desoldado una de sus costuras y la puerta se ha descentrado si desea lo
llevo en el auto para que lo corrija, para usted seguro es algo simple.
–Ahora no
puedo, porque tengo que hacer otro trabajo –al mirarlo a los ojos según lo
aprendido de Ekman, el pastor en contra de sus propios mandamientos ¡me mentía!
Me fastidié.
–Maestro le
cuento que poseo el don de ver si me mienten observando la mirada, de manera
que usted sabe perfectamente que me está mintiendo. No se preocupe, ya no me de
ninguna garantía de su trabajo, voy a buscar otro maestro. Que quede en su
conciencia nomás que lo de pastor es pura finta pues en la práctica de nada le
sirve. De todas maneras, gracias.
Y me fui a
buscar otro carpintero metálico, le expliqué lo que pasaba, tomó su máquina de
soldar y me acompañó.
Ya de
regreso a casa, me doy con la sorpresa que el pastor había vuelto y estaba
corrigiendo su trabajo.
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