El Aroma de la Muerte
También descubrí que cuando hay carne de animal muerto percibo el mismo aroma, que no es desagradable, pero que me ha llevado a ser vegetariano. (¡cómo padezco cuando paso por la zona de carnes en mercados y supermercados!).
Este año 2013 trajo consigo la pérdida de amigos por enfermedades que a la luz del recuerdo siento que muchas veces percibía en ellos aquel peculiar aroma. Por alguna razón percibo en algunas personas aún vivas aquel extraño e insisto no desagradable olor. Lo que se me podría ocurrir hacer es alertarlos que algún mal escondido tienen que causa ese extraño aroma. En estas últimas semanas lo he percibido en dos personas desconocidas una era una mujer muy joven que caminaba por el centro y otro un muchacho de aproximadamente 25 años que fue a comprar productos químicos en la tienda que frecuento. No me atreví a decirles nada obviamente, no se me ocurre cómo decirles.
Contándole esta experiencia a Guido uno de mis primos médicos me contó que existe en los cadáveres un proceso de saponificación: las grasas o también llamadas lípidos se transforman en jabón, este proceso lleva por nombre adipocira. Es muy probable que sea este el aroma que estoy percibiendo. También ocurre en personas vivas que producto de algún mal algunas zonas del cuerpo no reciben el oxígeno adecuado y ocurre la adipocira, en especial con las víctimas del cáncer. Me contó que existen sabuesos entrenados para detectar el cáncer y lo hacen con tal anticipación que aumentan la probabilidad de recuperación del paciente. Otra cosa que me contó es que cuando se trabaja en hospitales los pacientes a los cuales queda escaso tiempo de vida son perseguidos por las moscas que son atraídas por el aroma por su instinto carroñero. Esto me trajo el recuerdo otra vez en Trujillo de la creencia que cuando una lechuza se para en una casa por mucho tiempo quiere decir que alguien va a morir. Lo he visto una sola vez y se lo conté a Guido cuando era estudiante de medicina y la explicación científica es que son animales que perciben la cercanía de la muerte por su naturaleza carroñera (dicho sea de paso hacen una espléndida labor evitando la propagación de infecciones).
Ahora ¿cómo fue que he desarrollado esta capacidad de identificar el aroma? Revisando mi vida cuando pequeño entre los 7 y 9 años (1974, 1976), viviendo en Trujillo en una urbanización llamada Santo Dominguito. En aquel entonces habían como 7 cuadras descampadas y al parecer el municipio ponía veneno para eliminar perros callejeros y estos agonizaban allí. Tenía que caminar por la av. Ricardo Palma para tomar el bus en la av. América Sur y en ese tránsito veía toda la metamorfosis de la muerte como agonizaban los animales, luego se hinchaban, se secaban se volvían en perfecto esqueleto (en esa época no existian los celulares y menos las cámaras digitales como para inmortalizar el estudio) y al final la erosión lo convertía todo en tierra. Al parecer este paisaje que me resultaba siempre triste, pero interesante ante la prefección de los esqueletos venían acompañados con los aromas.
— Y entonces, ¿yo mismo podré percibir si me encuentro con alguna enfermedad escondida? —le pregunto a mi primo.
—Lamentablemente no, por que el cerebro tiene conexiones que evitan que puedas percibir con tanta perfección tu propio olor.
(imagen extraída de http://www.deviantart.com/morelikethis/369514799/traditional/drawings/people?view_mode=2
Comentarios
Conocí a una persona con la misma ¿cualidad?
Te felicito por ser vegetariano. Yo no he sido capaz.
¡Feliz 2014, amigo!