Entre Adivinaciones y Gitanas
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Era el año 1987 épocas universitarias en mi querida Universidad de San Marcos cuando acompañé a una "amiga" al centro de Lima por el Jr. de la Unión a hacer un trámite. Pongo amiga entre comillas puesto que ese acompañamiento era parte de un plan de conquista amorosa hacia mi compañera de facultad. El caso fue que innumerables veces le había declarado mis sentimientos siendo rechazado pero a la vez siempre con una lucecita de esperanza por el lenguaje no verbal utilizado como el tomarme de la mano al caminar, o un beso prolongado en la mejilla, que me hacían estar allí acompañandola casi siempre.
En la esquina del Jr. de la Unión y la Plaza San Martín había unas cinco gitanas ofreciendo sus servicios de adivinación. En aquellas épocas no creía en nada de ello, pero me llamaba la curiosidad. Otro detalle es, que cuando niño también de la mano de una mujer -esta vez mi madre- cada vez que veíamos gitanas ella me daba un jalón haciéndome cambiar de acera -evitándolas- con el comentario maternal: "ellas son unas tramposas, siempre ten cuidado de las gitanas".
Esta vez la gitana se nos acercó diciendo:
- ¡Buen mozo!!! ¡Buena moza!!! ¿no quieren leerse su suerte?
- No, gracias- contesté medio asustado, quedando impresionado con la profundidad de sus ojos.
- Me han caído en gracia, solo les cobro un sol. - recordé lo de las trampas que hablaba mi madre, pero la curiosidad me mataba. Tomé un sol. Se lo dí.
- Tenga pero no se salga del presupuesto.
- Mira mijo... - extendió sus cartas avejentadas, aparente testigo de miles de lecturas. - primero en el tema del amor, la buena moza te quiere pero tu no. Una pena para ella, tu la vas a dejar.
- Disculpe señora - le repliqué- es al revés ella es la que me rechaza.
- No sé mijo, yo solo te digo lo que me dicen mis cartas.
Me quedé pensando y confirmando que todo aquello era una mentira. Luego 4 años más tarde la hermana de mi mejor amigo se le dio por incursionar en la lectura de cartas y cual práctica pre profesional me llamó:
- Coquito ven te leo las cartas...
Recordé a la gitana, mas nuevamente la curiosidad y la simpatía de mi amiga me hicieron aceptar y lo mejor de todo esta vez era gratuita la lectura. Recuerdo que estaban presentes también mi amigo -el hermano- y su primo. Ya en esas épocas era enamorado de la compañera que años atrás perseguía sin éxito.
Me dijo:
- Vas a dejar a tu enamorada actual, te vas a casar con una persona que está todos los días muy cerca tuyo y un amigo cercano va a tener un hijo, éste va a ser hombre, laboralmente una mujer morena te va a dar trabajo.
Lo que mi amiga no sabía es que su hermano había embarazado a su enamorada. Al leerle a su primo salió que un familiar cercano iba a tener un hijo e iba a ser hombre. De inmediato ella dijo a su hermano:
- ¿Ven te leo?
- No, no - dijo él tragando saliva- yo no creo en esas tonterías.
Lo cierto es que me casé con mi vecina, y cuando postulé a un trabajo me dijeron que pase a hablar con la gerenta y ésta era una mujer morena. Me salí del protocolo de la entrevista y le conté esta historia a ella trabajando por 13 años en aquella empresa. Mi amigo tuvo a su hijo hombre qye quizo sea su padrino de bautizo.
A partir de allí compré todo libro que pude de adivinación y escuché lo que gente lo más seria posible había hablado y escrito sobre este interesante tema.
Comentarios
parece que como en todo en la vida, también hay "gitanas" y "gitanas".
Un abrazo.
Te digo que yo sí creo en las brujas y adivinos... pero no todos dicen la verdad. Algunas veces han dado en el clavo y otras se han equivocado.
Te invito a que me visites en mi blog... saludos desde Holanda,
un abrazo,
Marissa