La magia de una segunda opinión


Cuando adolescente mi papá nos pagaba a mi mamá y hermanos un seguro médico privado. Pero en realidad, prefería ir donde un excelente médico primo mío, que no solo nos sacaba de apuros de salud, sino que con vocación docente explicaba con detalle los orígenes y pormenores de las enfermedades.
- Jorge ¿por qué no usas el seguro? Total siempre pago y no lo aprovechan ¡te puedes ir a cualquier clínica!.- me aclaró mi papá
- Es que más confianza es con el primo...
- Pero hay que aprovecharlo, mi pago mensual cubre todo no vas a pagar nada...
Así que al primer síntoma de enfermedad escogí una clínica y me fui. Tenía un ardor en las amígdalas de manera que me busqué el supuestamente mejor otorrinolaringólogo.
Como primer número me hizo un lavado de oídos. A diferencia de mi primo lo hizo con agua al ambiente por no decir fría. Esto hizo que me sintiera mareado. Y para culminar después de auscultarmis amígdalas me dijo:
- Mmmmm están muy mal ¡hay que extraerlas!
- ¿Cómo?
- No te preocupes es una operación de lo más sencilla y el seguro lo cubre, así que a tu papá no le va a costar nada.
Al otro día fui donde mi primo quien se rió de lo contado y me dijo:
- Ese es uno de los más grandes negocios de muchos de mis colegas, el quitar amígdalas.
Después de un tratamiento simple quedé muy bien de las amígdalas. Lo curioso después de unos años escucho en la radio que entrevistaban al otorrino como gran eminencia y ahora ya no trabajaba para una clínica sino tenía su propia clínica especializada. La segunda opinión - la de mi primo médico- me salvó del quirófano.
La otra historia la tuvo un amigo, su esposa estaba embarazada y también estaban asegurados en las clínicas. Para llevar el embarazo de lo mejor se buscaron al mejor ginecólogo de Lima. Con mucha sorpresa éste les dice que necesita operar de urgencia pero que lamentablemente el 80% de probabilidades a que el bebé se pierda. Ellos al igual que yo con mi primo tienen un médico de cabecera que los atiende de manera general. Este también había visto a la señora con cierta frecuencia, al ser consultado telefónicamente por mi amigo, cuando en paralelo ya se estaba preparando todo para la intervención, dijo:
- Dígale a mi colega unas palabras mágicas y observe como reacciona.
- ¿Cuáles son las palabras mágicas?- Mi amigo intrigado ante el comentario.
- Disculpe doctor pero voy a pedir una segunda opinión. Le dice eso y después me la trae.
En efecto así lo hizo y el ginecólogo cambió de ánimo diciendo molestísimo:
- Bueno, la voy a dar de alta pero es bajo su responsabilidad, mañana venga a las 10 de la mañana a firmar unos papeles y hablamos.
Cuando mi amigo llegó al otro día a recoger a su señora 2 horas antes ya la habían dado de alta, el médico de la clínica no estaba por ningún lado. Su esposa aprovechó el tiempo y fue de inmediato a su médico de cabecera.
- No tiene absolutamente nada.- Les dijo el médico de cabecera.
La bebé nació en parto natural sin ningún problema y como desde el principio gozan de excelente salud.

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