La Última Tentación de Ludwig

Villaasa amaneció como todos los días, con su zumbido a productividad debido al ruido de sus máquinas. Los gerentes adjuntos Ludwig y Clarita se reunían diariamente para tomar decisiones. Pero algo pasaba, ya eran las 10 de la mañana y Ludwig no llegaba a la oficina de Clarita como era su costumbre. “Que raro, ¿no estará enfermo Ludwig?”, preocupada Clarita. Sonó el teléfono.

- Aló, hola Ludwig ¿que pasó? Me tienes preocupada ¿estas enfermo?

- No Clarita no es nada, pero urgente necesitamos un producto con 8% de acidez, así que por favor habla con Telita y Roberto para que lo produzcan.

- Pero que raro ¿qué cliente querría un producto tan ácido?

- Por favor Clarita ven urgente a mi casa con una muestra del producto más ácido que tengas y literatura sobre nuestros productos, aquí te explico todo.

- Pero ¿cuánto producimos?

- Dicen que necesitan 20 toneladas para empezar.

Clarita salió disparada ante el asombro de Telita - la jefa de laboratorio- y Roberto - el jefe de planta- quien ya estaba “cabezón” con el sorpresivo pedido.

Al llegar a casa de Ludwig.

- Ludwig estás pálido ¿qué te pasa?

- Nada estoy bien solo ven para que veas esto.

Cuando Clarita vio lo que Ludwig tenía se quedó sin palabras.

- ¡Dios mío! ¡no puede ser! No, no, no.

- Sí, si, si - La trataba de hacer reaccionar Ludwig. - . Este es el señor Johan Chupalkusqui es un Superhiper ácido en persona más conocido en la tierra como un típico y verdoso marciano.

- ¿Marciano? Pero si los marcianos no existen.

- Yo también pensaba que no existían pero míralo allí está, dice que su piel es verde por la presencia de clorofila, mira Clarita ellos no necesitan comer por que captan la energía directamente del sol algo así como nuestras plantas son como vegetales humanos o una mescolanza así.

- Pero ¿para qué quieren nuestro producto?

- Te explico Clarita , necesitan nuestro producto para un proceso de decoloración personal quieren llegar a un color que denominan algo así como High Verde Paz, el color actual que ves es verde clororofílico.

- Pero ¿para que quieren ese color? ¿acaso no se les ve bien con el que tienen?- En el momento que se planteó la pregunta sintió que Johan se comunicaba con ella directamente a su mente sin necesidad de ningún idioma.

- Un gusto conocerla señora Clarita el señor Ludwig me ha comunicado mentalmente mucho sobre usted.

- El gusto es mío disculpe lo malcriada que he sido, pero una experiencia como esta no ocurre todos los días.

- La comprendo no se preocupe, eso sí, tendríamos el honor de recibirla en nuestro planeta pues como es costumbre con todos sus clientes necesitamos hacer unas pruebas.

- Lo lamento pero un viaje tan largo no me es posible hacer ya veremos nosotros a quien enviamos, verdad ¿por qué no vas tu Ludwig?

- Yo no soy químico como tu, pero ya veremos a quien enviamos ¿que te parece si eso lo discutimos después?

- Ya me tengo que ir, ha sido un gusto conocerlos.

- Pero señor Chupalkusqui ¿cómo hacemos para comunicarnos con ustedes?

- Solamente tienen que repetir mentalmente quince veces mi nombre y tendrán una conversación telepática conmigo.

Ya solos los adjuntos discutían su nueva experiencia.

- Ludwig nunca pensé que nuestra empresa crecería tanto hasta el punto de exportar interplanetariamente.

- Si ya he calculado en la computadora los alcances que tiene este hecho, además que la mayor acidez que requieren hace que ahorremos agua y disminuyan los costos, por otro lado nos vamos a ahorrar los pasajes por el envío de personal para visita de clientes pues ellos se han comprometido a llevar a quienes enviemos en sus naves espaciales.

- ¡Cuando no Ludwig sacando tus costos! ¿a propósito? ¿a quienes vamos a enviar? Por que ¿qué es yo? No voy de ninguna manera.

- ¿Qué te parece si enviamos a Telita con el ingeniero Lee Van Chon Clon de ventas?¿te has dado cuenta que el parecido de Van Chon con el marciano es extraordinario?

- Verdad pues solo varía en el color.

- Claro, además que es un experto en ventas puede servir como una especie de muestra a la cual queremos llegar. - Emocionado Ludwig veía como aprovechar el leve color amarillo de Van Chon que viéndolo bien podía pasar como verde clarito.

- Pero ¿ahora? ¿querrán ir a Marte?

- Mejor no les decimos a dónde van, solo los llevamos y listo.

- Sí, no se vayan a traumar por estar pensando en un viaje interplanetario.

Clarita llamó a su oficina a Chon y a Telita.

- Muchachos el gran jefe les ha encomendado una misión muy importante para el futuro de la empresa , vayan preparándose para realizar un viaje al , ug,ug - garraspeaba Clarita no sabía como decirlo - al … al extranjero.

- ¿A qué país? - sonriente preguntó Telita.

- ¿Es un país de habla hispana? - preocupado Chon pues le incomodaba hablar en inglés.

- No me es permitido revelarles el país pero por el idioma no se preocupen solo piensen que es una de las más importantes exportaciones que, si todo les sale bien , logrará la empresa.

El gran día llegó, Telita y Chon con su literatura y sus muestras subieron al auto de Ludwig donde los esperaban los adjuntos.

- No sé por que tanto misterio, ni siquiera Delia Pozú - secretaria de la gerencia - sabe a dónde vamos ¿nos podrían por lo menos enseñarnos los pasajes? - Incómodo Chon.

- No se preocupen es una misión secreta ya se enteraran a su tiempo. - . Trató de consolarlos Ludwig.

El auto pasó de largo el aeropuerto y no se dirigían a ninguna estación de bus internacional. Tomaron la carretera Panamericana Sur.

- ¿Total? A mi familia le he dicho que me voy por una semana ¿qué vamos a hacer en Cañete una semana?- . Impaciente Chon cada vez estaba más nervioso mientras que Telita se decía para sus adentros “que bien el viaje va a ser más corto de lo que pensé”.

- Por favor paciencia muchachos ya vamos a llegar -. Les pidió Clarita.

- No, para llegar a Cañete falta una hora más, pero si hemos podido venir con el auto rojo ¿para qué nos acompañan? - Telita estaba divertida con la intriga.

El auto volteó hacia la izquierda a la altura de Chilca por un camino afirmado.

- ¿y ahora? ¿que vamos a hacer? ¿recoger frutas en el arenal? - Nervioso Chon.

- Mira Chon Clon por favor paciencia o ahorita mismo te disuelvo -. Fastidiado Ludwig con la irritabilidad de Chon cada vez que se molestaba pronunciaba los dos apellidos.

Continuaron por el camino ingresando por el medio de dos cerros pequeños, cuando los pasaron se dieron cuenta que habían perdido la visibilidad de la Panamericana. Lo que le impresionó a Telita - que fue la única en darse cuenta- fue que a pesar de ser sólo afirmada la pista no se sentían los baches. Lo atribuyó de inmediato a los buenos amortiguadores del auto. La sorpresa se apoderó de todos al observar un arco iris a aproximadamente 100 metros frente a ellos. El auto paró. Ludwig les pidió que bajen. Chon y Telita pensaron que estaban allí para aprovechar el viaje para ver un fenómeno climático que Ludwig conocedor de la ciencia había calculado para esa hora.

- Acerquémonos -. Sugirió Ludwig. Empezaron a caminar pero al cabo de unos 15 metros Chon y Telita divisaron un plato volador, al observar a los costados y hacia atrás se dieron cuenta que Clarita y Ludwig les decían adiós parados al lado del auto. En ese momento dieron un giro de 180 grados que parecía lo habían practicado antes, pues les salió uniforme como una danza, y empezaron a correr de regreso. Mas todo fue inútil pues el platillo los succionaba y por más que corrían no avanzaban, empezaron a flotar por el aire creando una levitación cinética.

- Bienvenidos no se preocupen me llamo Johan Chupalkusqui del cuarto planeta el cual ustedes denominan Marte… -. De inmediato cinco marcianos se acercaron al ingeniero Lee Van Chon con unas linternitas y provistos de lentes especiales auscultaron su piel , a juzgar por sus miradas daban muestras de sorpresa y admiración ante tan brillantes resultados.

Al cabo de una semana y ante lo exitoso de las pruebas de blanqueo corporal, el pedido aumentó de 20 toneladas a 1000 toneladas mensuales. Ludwig contento con lo realizado calculaba cuanto iba a ser la inversión para ampliar la planta y recalcular los jugosos incentivos para los trabajadores. No sabía cómo iba a hacer para explicarles en la reunión del mes sobre las exportaciones interplanetarias, ni tampoco como iba a explicar sin que lo creyeran loco que los marcianos agradecidos habían obsequiado un lote de 150 metros cuadrados en una zona residencial marciana con sol todo el año para cada trabajador. Satisfecho veía los títulos de propiedad con el nombre de cada uno. Su alegría se suspendió al sonar un timbre estridente que le hizo cerrar los ojos. Al volverlos a abrir escuchó una voz:

- Despierta querido ya es tarde, habrás soñado algo bonito pues has estado sonriente toda la noche ¿quién es Chupalkusqui? Te has pasado toda la noche repitiendo su nombre.

Comentarios

Alejandro ha dicho que…
Es admirable la soltura y la marcha q le das al tema, a veces cuando el día de trabajo es pesado hasta en la noche en sueños se hace presente.

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