El policía psíquico
Hubo una época —confieso sin vergüenza, pero con cierta autocrítica retrospectiva— en la que me gustaba creer en cuestiones sobrenaturales. Espíritus, energías, dones ocultos. Todo eso me parecía plausible, sobre todo después de un par de cervezas. Así que, tras lo ocurrido, me entregué a las más misteriosas elucubraciones: ¿habría sido un espíritu? ¿Un policía con sensibilidad psíquica? Me nutría de historias de videntes que resolvían casos materialmente insolubles gracias a dotes extrasensoriales. Recuerdo incluso una serie llamada “ Sexto sentido” , que alimentaba mi credulidad con notable eficiencia. Lo cierto es que aquel día, con mis amigos de la universidad, teníamos razones de peso para celebrar. Y celebramos como se debe: en una de esas chinganas ubicadas estratégicamente frente a la facultad, en la avenida Venezuela. Tras varias horas de animada tertulia y alcohol de calidad… digamos funcional, llegó ese instante fatal en el que todos los bolsillos, como si estuvieran...