El Paraíso Porcino


En las épocas universitarias en mi querida Universidad Nacional Mayor de San Marcos, eran muchas las veces en que, abrumados por trabajos y exámenes, corríamos una lista para ver la posibilidad de postergar los exámenes.
Un día tomé la palabra para un primer sondeo y ver si la mayoría estaba de acuerdo. Sorpresivamente  contrario a su costumbre mi amigo Félíx se oponía con una vehemencia titánica, Pedí un pequeño receso para hablar privadamente con él.
- ¿qué pasa Félix? ¿te sobra tiempo?
- Al contrario Jorge me falta.
- ¿Entonces? ¿Por qué no quieres postergarlo?
Y Félix rápido y consiso me  contó:
Mi pueblo queda en la selva de Ayacucho, allí viven mis padres y algunos hermanos, el único acceso es por río si no viajo este fin de semana la crecida me va a ganar y no podré ir y venir y tendría que esperar más de tres meses en poder visitarlos.
Lo expliqué a todos y dimos el examen.
Después le pedí que me hable de su pueblo siempre he pensado que la selva es lo más cercano al paraíso.
El pueblo de Félix está rodeado de millones de árboles donde la gran mayoría son paltos. Las hojas secas forman una gran alfombra que cumplen con una doble misión: mantener húmeda la tierra y servir de alarma a los miles de cerdos que libres corren por los campos y también por la ciudad. Cuando una palta madura cae los cerdos se lanzan a comércelas creando unos segundos de graciosa competencia. Los niños del pueblo se gozan lanzando piedras que simulan la caída de los paltos y rompen en risas a ver a los incautos puercos lanzarse hacia la falsa palta.
En el pueblo de Félix se come cerdo pero no se matan. ¿cómo? Hay tal abundancia de paltas que los cerdos comen sin medida hasta que en el cogote empieza a formarse una rajadura que los parte en dos de forma natural, los pobladores saben que es hora de cocinar.
Es un paraíso porcino el pueblo de Félix, que feliz retorna cada año.  
(imagen extraída de http://www.noticiasdeempresas.com/ikea-solo-servira-carne-de-cerdos-felices-en-sus-restaurantes/publireportaje/7176/)






Comentarios

esteban lob ha dicho que…
Asombroso, Jorge.

Uno nunca termina de aprender. Me imagino comiendo cerdo...con gusto a palta.

Entradas populares de este blog

La Granja Humana

El secreto de las cartas inspiradas

Conchatel, su cooperativa de confianza