Napoleón y su novedosa metodología
Napoleón
había sido un exigente profesor de historia y ahora pasaba a ejercer de
regente en mi querido Colegio Claretiano de Trujillo. Un día llegó al
salón de clases y nos repartió a cada uno una hoja con un texto que
debían firmar los padres o apoderados. En ella explicaba una “nueva
metodología” para elevar el rendimiento: el padre carpintero le había
confeccionado un diseño novedoso de paleta. Con ella evaluaría el
rendimiento de los alumnos, por cada punto que le faltase para aprobar
un examen le caería un paletazo en el trasero. En mi caso no registraba
hasta ese año 1981 en mi segundo año de secundaria ningún examen
desaprobado, mi papá al leer la autorización me dijo:
- ¿Estás seguro que quieres que firme?
- Sí, yo nunca tengo problemas con las notas, da igual, así que firma nomás.
Muchos padres se negaron a firmar, el profesor volvió a pasar y dijo con sus viriles palabras pronunciadas lentamente con un especial énfasis:
- Estos son los siguientes alumnos mariquitas que no han hecho firmar a sus padres...
Y daba la lista haciendo pasar vergüenza a los que no habían firmado. Por un tema de orgullo todos hicieron firmar las autorizaciones, las vergüenzas cada vez eran más notorias pues fueron quedando uno máximo dos alumnos por aula sin firmar hasta que por fin todos estaban en manos de la “nueva metodología”.
Llegaron los primeros resultados. El primer compañero había sacado 9 y la nota aprobatoria era 11. Dos paletazos.
- ¿No estudian? ¡Van a salir con dolor! ¡Les voy a sacar callos del rabo!
Tomó la paleta y lanzó el primer golpe que liberó un sonido seco, parecía que el impacto no se disipaba hacia ningún lado, ingresaba preciso a su objetivo. La víctima de turno puso una cara de dolor inenarrable que se había tornado de color rojo. Se lanzó hacia el piso para sobarse contra el.
- Aja, Aja- gritó Napoleón cual expresión taurina- ¡van 10! ¡Faltan 2!!
y Napoleón lo levantó tomándolo por las axilas y sin más consideración, le aplicó esta vez con fuerza y rapidez los 2 paletazos faltantes. Como un despojo el compañero cayó al suelo entre lágrimas de vuelta a sobarse con el piso.
- Bien, el siguiente tiene ¡5 en su examen!! ¿No quieren estudiar? ¡Les voy a sacar callos del rabo!
Sin tregua alguna iba ajustando con su método uno por uno, me descubría a pesar de no recibir paletazo alguno, con los ojos humedecidos por el espectáculo que se repetía curso por curso, examen por examen.
Acostumbraba a levantarme a las 4 de la mañana a estudiar. Ese día tenía examen de historia del Perú y me quedé dormido. Estudié en el micro que me llevaba al colegio. Saqué 10. Me faltaba un paletazo para la nota aprobatoria. Siempre he sido de dormir bien pero esa semana cual condenado esperaba mi castigo y no podía dormir bien. Mi corazón saltaba y aumentaba sus palpitaciones cada vez que alguien tocaba la puerta del aula y ésta se abría.
Hasta que por fin.
Delante mío recuerdo al que le tocó recibir 2 paletazos antes que a mí. Como un acto reflejo esquivó el primer golpe estallando éste, encima de una carpeta, partiéndola en sus partes de madera.
- Ahora vas a pagar la carpeta con un paletazo más.- Terminó con mi compañero éste ya estaba en el suelo sobándose.
- ¡Milagro!!! - me dijo- sé que eres buen alumno pero reglas son reglas.- Recibí el paletazo y confieso nunca haber sentido dolor tan intenso, había en mi mente recreado la escena muchas veces y me decía que no iba a caer en eso de sobarme en el suelo. Pero cuando menos los pensé sentí el dolor subir de mi trasero por toda la columna como una electricidad doliente hasta el corazón y me vi, sin tiempo para la sorpresa, disipando el dolor en la frescura del piso heladito, agradable, oásico, calmante. Ya en el recreo quise lavarme la cara mojarme la cabeza cuando saqué el peine para ordenarme el pelo lo descubrí sin dientes destruído por el paletazo de Napoleón. Me acabo de enterar de su sensible fallecimiento y en homenaje a su memoria escribo estas líneas, no con algún rencor escondido sino como testigo de parte de su historia.
- ¿Estás seguro que quieres que firme?
- Sí, yo nunca tengo problemas con las notas, da igual, así que firma nomás.
Muchos padres se negaron a firmar, el profesor volvió a pasar y dijo con sus viriles palabras pronunciadas lentamente con un especial énfasis:
- Estos son los siguientes alumnos mariquitas que no han hecho firmar a sus padres...
Y daba la lista haciendo pasar vergüenza a los que no habían firmado. Por un tema de orgullo todos hicieron firmar las autorizaciones, las vergüenzas cada vez eran más notorias pues fueron quedando uno máximo dos alumnos por aula sin firmar hasta que por fin todos estaban en manos de la “nueva metodología”.
Llegaron los primeros resultados. El primer compañero había sacado 9 y la nota aprobatoria era 11. Dos paletazos.
- ¿No estudian? ¡Van a salir con dolor! ¡Les voy a sacar callos del rabo!
Tomó la paleta y lanzó el primer golpe que liberó un sonido seco, parecía que el impacto no se disipaba hacia ningún lado, ingresaba preciso a su objetivo. La víctima de turno puso una cara de dolor inenarrable que se había tornado de color rojo. Se lanzó hacia el piso para sobarse contra el.
- Aja, Aja- gritó Napoleón cual expresión taurina- ¡van 10! ¡Faltan 2!!
y Napoleón lo levantó tomándolo por las axilas y sin más consideración, le aplicó esta vez con fuerza y rapidez los 2 paletazos faltantes. Como un despojo el compañero cayó al suelo entre lágrimas de vuelta a sobarse con el piso.
- Bien, el siguiente tiene ¡5 en su examen!! ¿No quieren estudiar? ¡Les voy a sacar callos del rabo!
Sin tregua alguna iba ajustando con su método uno por uno, me descubría a pesar de no recibir paletazo alguno, con los ojos humedecidos por el espectáculo que se repetía curso por curso, examen por examen.
Acostumbraba a levantarme a las 4 de la mañana a estudiar. Ese día tenía examen de historia del Perú y me quedé dormido. Estudié en el micro que me llevaba al colegio. Saqué 10. Me faltaba un paletazo para la nota aprobatoria. Siempre he sido de dormir bien pero esa semana cual condenado esperaba mi castigo y no podía dormir bien. Mi corazón saltaba y aumentaba sus palpitaciones cada vez que alguien tocaba la puerta del aula y ésta se abría.
Hasta que por fin.
Delante mío recuerdo al que le tocó recibir 2 paletazos antes que a mí. Como un acto reflejo esquivó el primer golpe estallando éste, encima de una carpeta, partiéndola en sus partes de madera.
- Ahora vas a pagar la carpeta con un paletazo más.- Terminó con mi compañero éste ya estaba en el suelo sobándose.
- ¡Milagro!!! - me dijo- sé que eres buen alumno pero reglas son reglas.- Recibí el paletazo y confieso nunca haber sentido dolor tan intenso, había en mi mente recreado la escena muchas veces y me decía que no iba a caer en eso de sobarme en el suelo. Pero cuando menos los pensé sentí el dolor subir de mi trasero por toda la columna como una electricidad doliente hasta el corazón y me vi, sin tiempo para la sorpresa, disipando el dolor en la frescura del piso heladito, agradable, oásico, calmante. Ya en el recreo quise lavarme la cara mojarme la cabeza cuando saqué el peine para ordenarme el pelo lo descubrí sin dientes destruído por el paletazo de Napoleón. Me acabo de enterar de su sensible fallecimiento y en homenaje a su memoria escribo estas líneas, no con algún rencor escondido sino como testigo de parte de su historia.
Comentarios
Me parece demasiado cercano en el tiempo como para que se practicaran todavía ese tipo de "reconvenciones" físicas.
Claro que con los derechos con que se sienten empoderados los estudiantes en nuestros días...el agredido hubiera sido él.
Saludos.
MENOS MAL QUE EN EL AÑO 1996 VINO UN NUEVO PADRE DIRECTOR AREQUIPEÑO, Y PUSO MEJOR A ESTE HOMBRE EN UN AREA ADMINISTRATIVA Y PROHIBIENDOLE A EL,A LOS AUXILIARES Y PROFESORES CUALQUIER TIPO DE CASTIGO FISICO A LOS ALUMNOS.CLARO QUE SIEMPRE HAY ALGUNOS PROFESORES QUE LES GUSTA DAR LA CONTRA AL PADRE DIRECTOR Y SIGUEN TIRANDO MANASOS,LIBRAZOS Y HASTA PATADAS POR CUALQUIER COSA A LOS ALUMNOS A PUERTA CERRADA.
UN POQUITO MAS Y ESTE COLEGIO SE HUBIERA CONVERTIDO EN UN REFORMATORIO O UNA CORRECCIONAL.