Pedrito y el misterio culinario de su ausencia


Recien empezadas las clases en la universidad, algunos como yo formamos grupos afines para hacer más llevaderas las largas horas de estudio. Pocos eran los que optaban por el estudio solitario pues decían que la competencia profesional empieza desde ese primer momento.
Así fue que ante la llegada del primer examen y con el afán de empezar la vida universitaria con buen pie, nos pusimos un horario de reuniones en la casa de uno de nosotros. El estudio de la Ingeniería Química requiere mucha práctica de problemas y ejercicios y en la Universidad de San Marcos existe la particularidad que los profesores enseñan muchas cosas en sus clases, pero todo ello no es más que el punto de partida pues a la hora de la evaluación vienen temas que van más allá de los ejemplos de clase, por ello es muy común que por más que uno haya estudiado pudiera encontrarse con una mala nota por resultado, por ello la práctica es fundamental pues los profesores son muy creativos para combinar y crear nuevos problemas.
Pedrito, le ponía mucho empeño al tema y era el más puntual, mi otro amigo al que cariñosamente llamábamos "el bruto" pues preguntaba en clase hasta los más obvio, curiosamente esta cualidad lo hacía sacar buenas notas a la hora de los exámenes.
Súper preparados, bien descansados y casi confiados llegó la hora del examen. 9 de la mañana en punto. Sentados con nerviosismo miré como el bruto respiraba hondo. Busqué la mirada de Pedrito que hasta horas previas no había llegado. Ya en las carpetas lo busqué como para una silenciosa arenga. Pero Pedro brillaba por su ausencia. Nunca llegó. Nos fue bien, pero no podíamos ocultar nuestra preocupación por Pedro quien había estado lleno de entusiasmo y fogocidad por el examen. Lo buscamos saliendo y por fin lo encontramos algo triste en la cafetería.
- ¡Pedrito!! ¿Qué pasó?
- De ripley muchachos - esbozó una sonrisa - mi mamá me fregó el examen sin querer.
- ¿Por qué?
- Ayer al enterarse que venía mi primer examen me dijo: "mira hijo para que pienses mejor y te vaya bien en el examen te he cocinado un chilcano de cabezas de pescado, un caldo concentrado para que el fósforo te ilumine"
Y Pedrito ante contundente alimento se quedó dormido, llegando tarde a la evaluación.
- Nunca más toma caldo de pescado antes de un examen. -comentó Pedrito.
Justamente escuché al Dr. Jose luis Perez Albela explicar que la sopa de pescado no contienen el famoso fósforo que mencionan las madres sino una serie de tóxinas que exigen al cuerpo quitarle energía al cerebro para poder procesarlas y desecharlas de allí esa sensación de somnolencia después de tomarlas.
(imagen extraida de la página http://matasanos.org/2010/02/01/examen-para-la-especialidad-en-espana/)

Comentarios

esteban lob ha dicho que…
Vaya, vaya Jorge.
Me preocuparé entonces de esas supuestas toxinas del pescado, que en Chile al menos es presentado como un alimento al que por sus virtudes múltiples, casi le falta sólo hablar.

Un abrazo.

Entradas populares de este blog

La Granja Humana

El secreto de las cartas inspiradas

Conchatel, su cooperativa de confianza