El Secuestro en Gamarra


La semana pasada nos llegó la sorpresa del secuestro de 33 personas en un banco en el emporio comercial textil de Gamarra. La operación policial logró solucionar el problema ingresando al banco y matando al secuestrador con un balazo en la cabeza. De allí desde directores policiales hasta el ministro del interior sacaron lustre a la operación con conferencias de prensa e incluso cánticos victoriosos. Los periodistas de la boca para afuera manifestaron lo lamentable de los hechos pero es visible que en el fondo estuvieron más que felices pues mientras hayan noticias como estas el negocio va viento en popa. En conclusión de todo esto salieron 33 personas -incluyendo 2 niños- traumados por la experiencia, policias y ministros felices y orondos junto con periodistas que han hecho su negocio. Además de la familia del secuestrador enlutada y sufriente.
Con frecuencia paso frente a ese banco y al escuchar la noticia por la radio pensé que los delincuentes que se atrevieron a realizar ese acto criminal deberían estar completamente locos pues la zona se caracteriza por no tener vías de acceso rápido y lo ocurrido era un comportamiento totalmente suicida como fue lo que ocurrió.
Al identificar el cadáver del secuestrador, contrario a lo que se pensaba durante las 7 horas que duraron los acontecimientos que se trataba de un delincuente común con experiencia criminal, resulta que el tipo había sido primer alumno en el colegio de su pueblo San Lorenzo de Putina una de las 33 provincias del departamento de Lima ubicado en la serranía. Había ingresado a la Universidad de San Marcos nada menos que a medicina que es la carrera más difícil de ingresar, estudios que se vieron frustrados producto de una leva hecha por el Ejército obligándolo a realizar el servicio militar, servicio que ya no es obligatorio en el Perú. Su madre declara que el tipo sufrió maltratos y abusos dentro de la institución castrence, cambiando notablemente su comportamiento. También se dice que el tipo era inventor y había creado un motor que funcionaba debajo del agua y que con parte de los 2 millones de soles que pedía de rescate patentaría su invento, en esto me parece que hay mucho de invento periodístico como para estirar un poco más la noticia con la consecuente renta. Esperemos que este hecho sirva no solo para vanagloriar la eficiencia de la policía sino para averiguar la cantidad de jóvenes que sufren este tipo de abusos que crean resentimientos y enfermedades sicológicas. Averiguar como fue su vida familiar, cuales fueron sus carencias de afectos, etc. para poder aprender de estas situaciones no solo desde el punto de vista represivo de la respuesta policial necesaria para liberar a los rehenes, sino del como la misma sociedad va creando estos comportamientos para llegar a la conclusión que todo delincuente es más allá de sus condenables acciones, una víctima de un sistema de vida que tiene que ir evolucionando con la historia.

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