¿Qué será de Lucho el del espiritismo?


Terminó la clase y caminé por los pasillos de la universidad junto con Gustavo, Oscar y Mariella. Al salir nos encontramos con Lilian. Siempre vestida de negro y luciendo un collar de chaquiras. Cada vez que la veíamos se nos venía a la mente sus sesiones de ouija de la cual era aficionada y nos había convencido que la apoyemos en sus aclamaciones con seres de ultratumba. Esta vez la acompañaba una amiga que había venido de otra universidad intrigada por las comunicaciones interastrales. De repente llegó Lucho. Pelo largo, caminar desgarbado y buen ánimo parecía sacado de una banda de rock.
- ¿Vamos al quinto piso? - dijo Lilian mirándonos a los ojos con complicidad de travesura. Todos asentimos y sacamos nuestros tableros que no eran más que hojas bond con dibujos de las letras del abecedario, los números y el Si o No, todos encerrados en circunferencias como para que la moneda, instrumento de comunicación, encaje perfectamente de acuerdo a las decisiones del espíritu interpelado.
Cuando subíamos rumbo al quinto piso, corriendo nos atajó el vigilante de la facultad.
- ¿Otra vez van a hacer su espiritismo? Esta vez no. Aqui no, pues no me dejan dormir en las noches los "hurtos" ¡Como ustedes no pasan la noche acá les llega!! Si lo hacen hablo con el decano.
La sesión empezó. Pero esta vez buscamos una facultad tranquila donde no nos conozcan.
Todos pusimos nuestro dedo índice derecho sobre la moneda. Los tableros estaban apilados unos sobre otros. Lilian dirigía la sesión.
- Espíritus que habitan aquí manifiéstense.- Nada.
- Espíritus que habitan aquí manifiéstense.- Continuaba Lilian una y otra vez con calma.
- ¡¡¡Se está moviendo!!!- dije emocionado.
- ¿Estás allí?- Lilian presta a empezar la conversa con el espíritu.
- Sí - Contestó sobre el tablero.
- ¿Cómo te llamas?
- César- dijo el desconocido
- ¿Cuál es tu misión?- Tranquila y feliz Lilian continuaba ante nuestra pasmada atención.
- Quiero el alma de Lucho.
- ¿Qué?- dijimos todos.
- Quiero el alma de Lucho.- Lucho estaba a mi costado al igual que todos lo miré: estaba pálido.
- Puta me siento mal carajo. - dijo Lucho. Con mi mano izquierda (la derecha estaba ocupada en poner el índice sobre la moneda) palmee a Lucho para tranquilizarlo. Al hacerlo me pasó una corriente eléctrica parecida a cuando tocamos con la mano húmeda la pantalla del televisor. De inmediato dejé de tocarlo pues me invadió un miedo que me decía que podía ser contagiado por la corriente espiritual y cambiar el menú de "César".
- Lucho tranquilo- dijo Lilian desconcertada.
- ¿Cómo chucha voy a estar tranquilo si parece que me desmayo ¡ayúdenme!!!- Lucho casi lloraba. La amiga de la otra universidad dijo:
- Ya Lucho reza un Padrenuestro.- En ese instante la moneda empezó a moverse a velocidad pero con una ligera inclinación provocando la rotura de la primera capa de papel o tablero.
- Puta madre, yo no sé rezar.
- ¿Cómo? - todos le reprochamos.
- Carajo Lucho que ¿no sabes el Padrenuestro? - le dije.
- No, no sé ¡ayúdenme!!- La amiga de otra universidad (discúlpame que no recuerde tu nombre amiga) le dijo:
- Repite conmigo Padre Nuestro que estás en los cielos...
Y Lucho repitió. Pero los papeles "ouija" seguían rompiéndose y a ese ritmo nos íbamos a quedar sin Lucho. Ya Lucho casi no podía repetir y era como el décimo padre nuestro que rezábamos.
Observé a Lilian nerviosa al igual que todos, ya no se le ocurría decir más que seguir con la oración comunitaria. Parecía un problema sin solución. Derrepente la amiga de otra universidad dijo con voz alta y autoritaria:
- Yaaaaaaa, ¡señor Jesús!! ¡Ven a ayudarnos!!! ¡ Tu prometiste que si dos o tres se reúnen en tu nombre estarás al medio de ellos!!! ¡ Cumple tu promesa!!! ¡Hazte presente!!!
Y una sensación de paz nos invadió. La moneda seguía girando cada vez a menor intensidad como si solo se tratara de una inercia espiritual. El color de Lucho volvió a su dimensión natural. Creo que para todos había sido el fin de nuestra investigación espiritista. Lo curioso que Lucho era muy relajado en cuestión de estudios, estaba ya muy cerca de ser expulsado por bajo rendimiento y después de esta experiencia cambió 180 grados. Se convirtió en un alumno aplicado.
Al encontrarlo después de unos años, él cursaba el último año de Ingeniería Química. Yo ya había egresado pues soy de una promoción como tres años anterior.
- ¿Cómo estás Lucho?
- Todo bien.
- ¿Y ahora ya sabes rezar?
- No, pero ahora me llama la curiosidad de aprender las cosas del mundo aunque hay algo que no me explico.- Se abrió la camisa y me mostró 2 números seis y un tercero a medio formarse.
- No sé por qué me aparece esto ¿sabrás algo?
- No jodas te lo has tatuado de seguro.
- Te juro que no Jorge, si quieres mañana nos encontramos pa que veas que cada día avanza un poquito más.
Nunca más lo vi a Lucho, hoy me encontré con una chica de su promo, voy a preguntarle si sabe algo de su vida ¿total? Ya han pasado casi 16 años de esto.


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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Jorge, hay pocas cosas que nunca me atrevería a hacer y una de esas es jugar a la ouija, yo soy curioso pero un poco más miedoso jajaja, espero que tu amigo Lucho se encuentre bien.

Saludos
la dueña ha dicho que…
opino igualq ue mitchel , nunca lo h ejugado y ni lo jugare ,, es que siempre eso resalta mi cobardia .
ysraelg7 ha dicho que…
QQQQQQ¡¡¡¡ perdòn pero a esa vaina no le entro asi me pagen.... ches que historia para mas fregada aahhh.

Un abrazo.

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