Sí, te creo

La niña hablaba sola en su cuarto. Su condición de hija única la hacía que le presten especial atención, era preocupante el hecho que todas las noches la niña de 7 años se ponga a hablar sola con seres desconocidos.
- ¿Con quién hablas Sofi ? - Preguntaba la madre.
- Con mis amigos sin cabeza.
- ¿Amigos sin cabeza?
- Si ellos me hablan de los misterios del universo ¿sabias que existen más mundos hermosos llenos de vegetación?
- ¿Tu crees?
- Si mamá ellos los sin cabeza son muy buenos y quieren llevarme a conocer esos mundos.

La llevaron a un psicólogo, éste les explicó que al ser hija única y no tener en casa con quien jugar, su imaginación suplía esta carencia con esos seres sin cabeza.
- ¿Cómo son esos seres Sofía? - Preguntó el psicólogo.
- No tienen cabeza flotan por el aire y tienen un camisón como el mío.
- ¿Lo ve señora? Su imaginación los crea y los crea casi casi como ella es, hasta cierto punto es normal, no es como para preocuparse, poco a poco irán desapareciendo, solamente hay que repetirle a Sofía que es su imaginación para que sepa diferenciar la realidad de lo ficticio, nada más.
Pero las conversaciones continuaban.
- Sofi ¿sigues hablando con tu imaginación? - le pregunta su papá siguiendo las indicaciones del psicólogo.
- No son mi imaginación papá son seres que vienen de otro universo ¿no me crees no papá?
- Sí, te creo pero hija debes darte cuenta que son seres imaginarios vienen de tu cabecita.
- No papá vienen por la ventana.
- ¿la ventana?
La habitación de Sofía estaba ubicada en una casona antigua y tenía una ventana redonda en la parte media superior de la pared, cuando no estaban los seres de Sofía, en noches de luna, su luz alumbraba la cama. El padre decidió clausurar aquella ventana ante las protestas de Sofía.
Aquella noche Sofía estaba por fin en silencio. El padre llamó al psicólogo que era un vecino amigo de él.
- ¿Escuchas? - le dijo el padre.
- Pero si no escucho nada.
- Por fin una noche en silencio, tenías razón tarde o temprano tenía que pasar. Aunque yo también ayudé un poco pues clausuré la ventana que supuestamente era el ingreso de esos seres.
- Buen trabajo doctor - le dijo contenta la mamá - voy a entrar despacito a verla.
- ¿Vamos a tomar un traguito? Es como recompensa.
- Para eso me pagan, esta bien, pero antes quisiera verla también.
- Muy bien vamos a verla.
Cuando los tres ingresaron a la habitación, la luz de la luna ingresaba por la abierta ventana.
- ¿No la habías clausurado? - Preguntó la mamá.
- Si, y ella es muy pequeña para abrir la ventana ¿cómo se abrió?
Se acercaron a la cama y la niña dormía plácidamente pero cuando la madre levantó la frazada para acomodarla mejor sobre su hija, emitió un grito desgarrador. El cuerpo de Sofía se había ido en busca de otros mundos con vegetación que existen en el universo, mientras la cabeza descansaba sobre la cama. (basado en una serie peruana vista por los años 70 cuando estaba muy pequeño).

Comentarios

la dueña ha dicho que…
te admiro y te aplaudo
como siempre es muy rico leerte
te insisto reiteredamente hasta el cansancio
cuando el libro!
ysraelg7 ha dicho que…
uyyyy que terribleee todo esto.

de veras me dejastes pendiente de lo que pasa en tu escrito.

difinitimente un historia muy buena... solo espero que no sea cierto ijijij. un abrazo.
Sol ha dicho que…
Wow! Qué final tan inesperado!
Muy buena tu historia.

Saludos.
gabriel revelo ha dicho que…
soy un convencido de que los niños tienen un don muy especial para ver más allá de las cosas. lastima que uno al crecer se olvida de esas cosas que están ahí, pero que la rutina o la necesidad de superficialidades nos tapa.
Gabriela Palomino ha dicho que…
Muy buen relato, no he escuchado de la serie, pero me encantan las historias de misterio.

Saludos Ing.
la dueña ha dicho que…
GRACIAS POR ENVIARME LA BIBLIOTECA VIRTUAL
EXCELENTE!

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